LO METAFÓRICO LO ARTÍSTICO

Carlos Aguirre Fulcado

LO METAFÓRICO, LO ARTÍSTICO Y LO TEATRAL EN LA DRAMATURGIA PARA TÍTERES

Carlos Aguirre Fulcado

El títere es representación, espectáculo. La obra titiritesca no es únicamente el texto literario escrito por el autor, este es sólo el principio de la actividad que verán después los espectadores. Posterior a la escritura y antes de la puesta en escena -como suele afirmarse-, el texto pasa por los ojos investigadores, analíticos y creativos del director, por las ocurrencias interpretativas de los titiriteros y por las sugerencias pensadas y planificadas de los diseñadores. Todos ellos aportan nuevos elementos durante el proceso artístico creador del montaje (esto es lo ideal para perfeccionar el producto artístico que se ofrecerá al público).

     El público que asiste a la representación titiritesca es el destinatario de una obra de títeres, o como decía García Lorca (1953)*, es quien recoge con inteligencia y corazón limpio, el delicioso y duro lenguaje de los muñecos.

     En esa recogida el espectador asume como suya la acción dramática, esto le ocasiona una actitud moral que lo lleva al deseo de encontrar una solución para el problema expuesto. Las respuestas del público a los títeres es lo esencial del drama argumental y temático del espectáculo; ellas resumen emociones, sentimientos, propuestas, protagonismos, empatías o distanciamientos.

     Es a través de esas respuestas cuando el títere se transforma en un ente artístico, recreativo, educativo, creativo y social. Por eso, quienes escribimos guiones y libretos para ser representados por nuestro personaje estudiado, debemos tener mucha claridad con las finalidades y objetivos perseguidos, pero sobre todo debemos recurrir a ficciones y realidades; al humor, a la verdad, a la esperanza, al realismo mágico; a los valores como el amor, el servicio, la justicia; a la defensa de intereses sociales y comunitarios; a la necesidad de ejercer acciones transformadoras; al curioso empeño por la investigación; en fin, a todo aquello que signifique la construcción de seres optimistas y creativos.

     La obra dramática para títeres se nutre de imágenes provenientes de la realidad y de aquellas que la imaginación creativa del dramaturgo localice en el mundo de las ficciones. A los títeres no les preocupa mucho el uso de las palabras al exponer los sucesos; lo fundamental para ellos radica en los desplazamientos y acciones de esas palabras. Además, son los títeres quienes intervienen en la difusión de las historias dadas a conocer por ellos, que son además sus propias historias, no la de otros personajes.

     Los títeres son una metáfora, los poemas se expresan con ellas. Los títeres son maná para el alma y la mente de sus receptores, también los poemas. Al dirigirse ambos al público, especialmente al infantil, son voces de amor despertando ternuras, voces de esperanzas para enfrentar el tiempo y sus sucesos, de alerta para entender qué pasa, de ficción para alimentar los inventos, de valor para enfrentar a los dragones escapados de los cuentos, de juegos para promover las fantasías, de anhelos para soñar despiertos, de observación para promover curiosidades, de respeto para afianzar valores, de crítica para defender lo justo, de participación para ser responsables, voces cromáticas para entender la belleza del universo.

Te veo títere y reconozco mi alegría de titiritero.

Moviéndote de un lado para otro con las caricias de mis manos.

Caminando saltadito según mi imaginario fabular.

Hablando con las voces de las ficciones que inventas conmigo.

Contigo títere mi corazón sabe qué es el amor.

Del fondo del lago mil bagres salieron

Fueron a la alcaldía

Allí protestaron

Mejoras a su hábitat solicitaron

¿Qué pasa? ¿Por qué el alboroto?

Preguntó mal encarado un edil nada educado

Con fuerza bagrera playera

Y cabezas altas de bagres laguneses

Respondieron en coro de aletas

Que alborotando no estaban

Escamadamente protestaban

Que bagrecitos laguneros osados

No les importó exponerse a morir

Bagrudamente lograron lo que pedían

Son más felices desde ese día

     Escribir para títeres implica rechazar el tedioso vacío del aburrimiento, es concebir a la imaginación como génesis de la creatividad para liberar y transformar, comunicar y expresar, dar respuestas a las situaciones difíciles e imprevistas. Durante el acto dramatúrgico imaginativo surgen respuestas, soluciones, propuestas, críticas, inventos, comparaciones, temas, argumentos, explicaciones, tantas cosas. Pudiéramos decir que el acto imaginativo es cotidiano, útil, real y no irreal como piensan algunos especialistas, o peor aún , como lo afirman. La dramaturgia para títeres enciende la chispa creativa, el aparato imaginativo.

    Poesía, Patatín y Pirulín, hagan sonar la sinfonía para anunciar que este escrito llegó a su fin.

Foto: Cortesía del autor. Con su inseparable títere Leoncio, 1970.

     Los relatos para títeres no se limitarán a ser breves ni extensos; tampoco deben caracterizarse por la simpleza de las ideas desarrolladas ya que estas pudieran constituirse en temas de interés estético, ideológico, lúdico, pedagógico y popular/folclórico. Las ideas transmitidas en los relatos titiritescos deben ser portadoras de situaciones concretas, claras y sencillas.

     La idea dramática o elemento fundamental del relato para títeres es como la columna vertebral. Los otros elementos deben girar alrededor de ella como unidades de apoyo, por ejemplo: los sucesos y anécdotas, los conflictos de los personajes, la estructura plástica de los muñecos, escenografías y dispositivos escénicos, la manipulación, acciones y desplazamientos de los personajes.

     Cuando se escribe para la escénica de títeres se le debe permitir al público transitar por los caminos de la libertad y de la esperanza, de la duda y de la curiosidad, de las preguntas y respuestas, de las aventuras y atrevimientos, de los retos y compromisos, de las empatías y rechazos.

     Al escribir para títeres o al desarrollar una dramaturgia para la escénica titiritesca se debe dejar salir la imaginación de nuestros escondites y mirar con ella en dónde remoja sus barbas el universo, de qué color es el hielo recogido en las arenas del desierto, cómo ponen sus caras los peces cuando bostezan al tener hambre, por qué el arco iris le canta a sus colores en las noches poéticas, es justo que los peces protesten cuando las playas se contaminan.

Carlos Aguirre Fulcado

Venezolano. Licenciado en educación, MsC. en Pedagogía Crítica. Titiritero. Productor y locutor de programas radiales infantiles. Cuentacuentos. Director y dramaturgo de programas escénicos del teatro de títeres. Titiritero desde 1969. Es maestro jubilado de la Universidad del Zulia. Actualmente es profesor de la Escuela de Títeres del Estado Zulia. Ha publicado siete libros sobre títeres y tiene cinco libros inéditos en editorial.